cortinas crujen
escucho arder detrás de mí y arriba del sueño
una llama fría, subita enciende el miedo

me muevo y el fuego lo hace conmigo
golpeó mi cabeza intentando apagarlo

arde más fuerte, tan real como el sueño
consume mi cabello y toda mi escucha
balbuceo








la llama cesa, el cuerpo enroscado
entre los dedos unas cenizas
de un miedo que se consume
otras inmanencias